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M7: El Cúmulo de Ptolomeo

Posted in Cielo Profundo with tags , , on 19 junio, 2011 by bitacoradegalileo

Aunque inmerso en densos campos estelares y situado en el corazón mismo de la Vía Láctea, entre las estrellas de la famosa Tetera de Sagitario y el Aguijón de Escorpio, el cúmulo abierto Messier 7, o M7, llamado con frecuencia Cúmulo de Ptolomeo, es uno de los más notables objetos de su clase de todo el cielo nocturno. Se trata de un cúmulo grande y luminoso, conocido desde la Antigüedad, pues puede detectarse a ojo desnudo con relativa facilidad, y que también ha sido catalogado como NGC 6475. El campo de estrellas sobre el que se sitúa, muy rico, junto con una cierta dispersión de las estrellas del cúmulo, le resta sin embargo efecto de contraste a pesar de su brillo.

La primera noticia que tenemos de M7 nos la proporciona el astrónomo greco-egipcio Claudio Ptolomeo, quien en su obra Almagesto lo describió hacia el año 130 de nuestra era como «la nebulosidad que sigue a la cola de Scorpius», aunque no está claro que Ptolomeo hablara sólo de M7, o en su descripción incluyera también al vecino M6, el Cúmulo de la Mariposa. Giovanni Battista Hodierna es quien primero lo resuelve en estrellas, contando 30, probablemente antes de 1.654. Lacaille lo inscribió en su catálogo de objetos australes como Lac II.14, dada su declinación de casi 35º sur, el más austral de todos los objetos del Catálogo Messier, quien lo incluyó el 23 de mayo de 1.764, con la siguiente descripción:

«Amas d’étoiles plus considérable que le précédent (M6); cet amas paroît a la vue simple comme une nébulosité, il est peu éloigné du précedént, placé entre l’arc du Sagittaire & la queue du Scorpion.» «Cúmulo de estrellas considerablemente mayor que el anterior (M6); este cúmulo aparece a simple vista como una nebulosidad, está a poca distancia del precedente, situado entre el arco de Sagitario y la cola del Escorpión.»

Más tarde, John Herschel (hijo de William Herschel, el descubridor de Urano) pudo observarlo desde el Cabo de Buena Esperanza y su descripción se incluyó en el NGC (New General Catalogue). También es mencionado por Edmundo Halley, el descubridor del famoso cometa.

M7, el Cúmulo de Ptolomeo, se puede localizar con facilidad, incluso cuando está a muy baja altitud, pues hay que recordar su declinación de -34º49′; esta posición, al sur del ecuador celeste, hace que en el norte de Europa y en la mayor parte de Canadá nunca aparezca sobre el horizonte, pero en el Hemisferio Sur se ve muy alto, y es uno de los cúmulos más brillantes de todo el cielo.

Desde Cádiz es importante esperar a su tránsito justo en el sur, pues es cuando alcanzará una mejor visibilidad, elevándose casi 18º sobre el suelo. En estas fechas (segunda mitad de junio), eso ocurre hacia las 2 am. Dentro de un mes, en la medianoche.

Su identificación viene facilitada por el hecho de estar flanqueado por dos brillantes estrellas: Al este encontraremos a Kaus Australis (ε Sgr), la estrella más notable de Sagitario, y al suroeste se ubica Shaula (λ Sco), que es la más brillante de la cola de Escorpio. Otro cúmulo muy luminoso, M6, o Cúmulo de la Mariposa, lo encontraremos al noroeste.

En mi opinión, cuando no se divise directamente a causa de la contaminación, lo mejor es partir de Kaus Australis, y desde allí sólo hay que desplazarse unos 7º hacia el oeste para toparse directamente con el Cúmulo de Ptolomeo, sin necesidad de mover el eje de declinación.

En cielos rurales e incluso en el extrarradio de las pequeñas ciudades, M7 se deja ver con facilidad a ojo desnudo, aunque sólo apreciaremos una pequeña mancha de aspecto nebuloso, con magnitud visual +3.3. Con ayuda de unos pequeños binoculares, ya es posible distinguir más de una docena de estrellas, con un precioso aspecto, que se verán incrementadas hasta una treintena con un telescopio de 50 mm. Apreciaremos entonces dos formaciones de estrellas en dirección este-oeste, complementadas por otras estrellas brillantes entre ambas alineaciones, hasta asemejar una letra H acostada. Con un reflector de 4 pulgadas ya se ven más de 80 astros en un campo que abarca un grado y 20 minutos de arco.

El par de estrellas del centro son blanco-azuladas, de 6ª y 7ª magnitud, y en el extremo suroeste aparece una estrella amarillo-anaranjada, la más brillante del cúmulo, de magnitud +5.6, que es doble y que parece encontrarse algo más cerca que el resto de las integrantes del cúmulo, aunque no he podido confirmar esta apreciación.

El Cúmulo de Ptolomeo se encuentra a una distancia estimada entre 800 y 1.000 años-luz del Sistema Solar, y el arco que ocupa en el espacio difiere bastante según las fuentes, entre 30′ y 80′, debido a que sus confines se confunden sobre un fondo estelar muy rico y luminoso, lo que provoca que tampoco haya acuerdo en cuanto a las dimensiones reales del cúmulo, que se ha estimado entre 18 y 25 años-luz de diámetro. La mayoría de sus estrellas son azules, lo cual demuestra que se trata de un cúmulo bastante joven; su edad se ha estimado en unos 220 millones de años. Se aproxima a nosotros a una velocidad de 14 km/s.

Claudio Ptolomeo, astrónomo greco-egipcio que vivió en el siglo II de nuestra era, es una de las figuras más importantes en la Historia de la Astronomía. Autor del catálogo de 48 constelaciones clásicas, su concepción del Universo y del Sistema Solar, aunque errónea, fue capaz de ofrecer una explicación plausible del movimiento retrógrado de los planetas, si bien insistía en la concepción geocéntrica, ignorando el heliocentrismo que había propugnado Aristarco. Su Almagesto, transmitido por los árabes, es uno de los más importantes legados de la ciencia de la Antigüedad.

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